Don’t Dream It’s Over – ¿Somos La Última Generación De Coleccionistas?

Este es un tema que suele aparecer en charlas de amigos coleccionistas. Estamos en una era de cambios acelerados, donde los juguetes parecen haber perdido su encanto, los precios se están disparando, y el coleccionar se está volviendo cada vez más difícil.

Démonos un tiempo para analizar este panorama actual, y como ha cambiado respecto a los 80’s, 90’s y 2000.

Bueno, lancémonos con todo en el tema con los puntos clave actuales, ahora que uno ya cumplió años y ya está en edad de ser “vintage coleccionable, sólo para conocedores”, llegan estos temas que nos dan vueltas en la cabeza. Veamos….

Seamos sinceros. Los niños tiene juguetes para descartar el mismo día y se olvidan de ellos ni bien tienen su primera tablet o celular. Es como son los tiempos actuales.

Parte de la magia del coleccionismo, era ese vínculo que nos generaba el tener un juguete con el que pasábamos horas jugando. Los atesorábamos porque estaban enlazados a recuerdos de cumpleaños, Navidades, amigos, familia. Los juguetes eran parte nuclear de nuestra infancia.

Me pregunto si los niños de hoy verán con la misma nostalgia o sentimiento algún juguete de aquí a 15 o 20 años.

Se dice que hubo un antes y un después desde que la famosa cadena de tiendas ToysRUs cerró. Este ya era un indicativo del cambio de los tiempos.

La demanda de juguetes en tiendas físicas cayó estrepitosamente con el paso de los años. La pandemia terminó de darles el jaque, al punto que las Navidades post pandemia no pudieron superar las ventas de años anteriores.

Ahora, las compras pasaron a ser online, padres o niños compran por web. Se ha perdido la magia de ir a una tienda a probar un juguete en persona, y ese rito mágico que era ir a pagarlo a la caja y por fin cantar “YA ES MÍO”.

Si bien aún hay zonas como Asia donde la oferta plastiquera es aún bastante generosa (una tienda de Singapur tiene más stock un fin de semana que todos los retails locales en un año), en el resto del mundo cada vez es menor, y para peor las tiendas grandes se centran en líneas para niños pequeños,

Otro tema interesante. Actualmente, las grandes empresas jugueteras apuntan más al coleccionista joven/adulto que a los niños, pues estos son lo que tienen dinero independiente para gastar en muñequitos.

Incluso en la publicidad de muchas colecciones ya ves adultos, y el mercado coleccionista está bien marcado. La etiqueta de “coleccionable” se le pone a muchos productos para hacer notar que “no son para niños”. La empresas quieren que más adultos jueguen con juguetes, ironía al máximo.

Este es el punto a pensar…. si cada vez menos niños compran juguetes, cada vez hay menos identificación con las franquicias…. ¿Tendremos coleccionistas dedicados en el futuro? Hagan sus apuestas.

Un tema curioso. Los coleccionistas veteranos (forma elegante de decir viejos), forjados en el fuego de la nostalgia, las carencias económicas, y el gasto irresponsable, fuimos etiquetados de inmaduros, aniñados, otakus, etc, etc… pero ahora ser coleccionistas hasta se puede poner en tu CV y sacarle lustre al título.

En tiempos donde todo es Instagrameable, YouTubeable o Tiktokeable, el coleccionismo se ha vuelto algo con que es fácil lograr likes. Muchos empiezan a ver al coleccionismo de diversas maneras:

  • Ser un prospecto de influencer para ganar su primer millón.
  • Un negocio millonario donde una chapita masticada vale más que un lingote de oro.
  • Ser un “experto” de mil franquicias con info wikipeada y sin verificar.

Si bien no es regla general, muchos empiezan ahora con entusiasmo, sobre todo los jovencitos, pero llega la pubertad y se olvidan del tema, otros se “informan” con una exhaustiva investigación de 20 segundos en TikTok, y una gran cantidad de ego sazonado con indignación.

¿El coleccionista moderno tendrá la durabilidad de un G1? El tiempo lo dirá.

Esto en realidad es inevitable. Si bien no tiene mucho sentido hacer drama porque un Deluxe de 15 dólares en los 90 ahora cuesta 28 ahora. Existe un tema llamado inflación, y es como llorar porque la Coca Cola ya no está al mismo precio que cuando íbamos al colegio.

La industria juguetera enfrenta muchos retos. Además de que ya no se vende como antes, han subido los precios del plástico, los fletes, producción, impuestos y mucho más. Sumémosle que no tiene mucho sentido invertir en juguetes que los niños sólo usarán hasta que tengan su primer celular o tablet.

Y para el clásico “Estos de Hasbro sólo quieren ganar dinero”

Claro… que mal y que raro que una EMPRESA quiera ganar dinero, asumo que ningún coleccionista que tenga un negocio querría ganar dinero. Je, je, je. Y esto es más notorio en un era donde se vende menos cada vez, y también las figuras tienen menos atractivos. Poca pintura, malos materiales, sin gimmicks, etc.

Los precios actuales hacen a muchos pensar si vale la pena gastar en un hobby donde cada vez nos dan menos por nuestro dinero. Quedan alternativas, pero en general esto es un hobby cada vez más caro y hay otras prioridades en la vida.

Una de las cosas que creó ese valor coleccionable de las figuras del pasado, era que precisamente… NADIE PENSÓ QUE SERÍAN RECORDADAS EN EL FUTURO. Todos jugamos y les dimos duro a nuestros juguetes pues eran para eso. Nadie pensó en guardarlos como “inversión”.

Esa escasez y rareza actual era lo que les daba este valor nostalgia entre los fans. Pero hoy en día se le pone “coleccionable” a casi cualquier figura que sale. Ya no es que sean lotes escasos, o nos vienen con “limitado a 10000 unidades”, como si eso fuera poco. Ahora se produce cantidades enormes de cosas de todos lados.

El que menos hoy cuida, conserva y hasta tasa su colección. Pero… ya no son uno o dos… todo el mundo lo hace. Súmenle que ahora figuras que se consideraban “las definitivas” tienen versiones 2.0, mejoradas, especiales, o moldes nuevos que hacen que en un par de semanas cosas que valían cientos de dólares, luego no las quieran ni para intercambio.

¿Qué será realmente coleccionable de aquí a otros 15 o 20 años?

El coleccionismo nace del cariño, nostalgia y recuerdos a unos “juguetitos” que nos traen feeling, emociones y mucho más.

Hoy en día, veo que la mejor carta de presentación del coleccionismo es el “¿Y CUANTO VALE ESE?”.

Muchos canales, “especialistas” y tiendas centran en mostrar que esto del coleccionismo es una inversión mejor que las criptomonedas, y que si guardas esto o aquello tendrás mas plata que Rico McPato. Todo se trata de que vale más “sólo para conocedores” y si alguien piensa lo contrario es un ignorante que no es “coleccionista”.

No negaré que muchas veces he vendido cosas de mi colección por muchos motivos, y es como un ahorrito por ahí, pero mucho veo que mucho del coleccionismo se centra en ver que vale más o que vale menos.

Atrás quedan las charlas o información de la historia de cada personaje o su origen. Lo que importa es ver cuanto vale tal o cual cosa y no dejar que nadie le rebaje su valor. Esto en parte porque ahora tenemos un mercado enorme de compra y venta de cosas, que antes era casi subterráneo.

En fin…,

Gran parte de mi círculo de amigos llegó gracias a este hobby. Y vaya que he conocido personas maravillosas de todo el mundo (literal). No pienso que el coleccionismo como tal desaparezca, pero ya es hora de que entre una nueva generación que espero tenga la misma o más pasión por esto que nosotros, la vieja escuela.

Peace out!